jueves, 24 de enero de 2013

Formoso y el Concilio Cadavérico

Leyendo sobre la “infalibilidad” papal, encontré un relato histórico interesante y como siempre, adecuado para interpolar cronológicamente. No me cansaré de insistir que si se olvida, el pasado se repite, sobre todo en sus errores.
Formoso I fue un Papa que, para aquel entonces (se cree que nació hacia 816), se podía catalogar como competente, capaz y ecuánime. Fueron precisamente estas “cualidades” las que le sirvieron para ganarse enemigos muy poderosos, como los Spoleto.
Debido a su rechazo a la coronación de Carlos II de Francia como emperador en 875, Formoso cayó en desgracia frente al Papa Juan VIII (872-882), quien llegó a excomulgarlo y deponerlo como obispo. Sin embargo, su sucesor, el Papa Marino (882-884), le devolvió su cargo. Tras los reinados de Adriano III (884-885) y Esteban V (885-891), Formoso logró ser elegido Papa.
Fue el papa número 111, dato para los timberos. Tras cinco años de lucha, fallecía en 896. Le sucedió Bonifacio que falleció a los 15 días de ocupar “el trono de Pedro”.
En mayo de 896, apoyado por Lamberto Spoleto (nada que ver con nuestro Lamberto), se nombra Papa a Esteban VI (VII), el gran enemigo de Formoso. Ahora tenían las manos libres para vengarse y desacreditar al pobre Formoso, pero ¿con qué argumentos y para qué?


 Papas sepultados en la Basílica
de San Pedro - Vaticano
Los Papas no podían ser nombrados obispos de Roma (requisito para ser Papa) siendo obispos de otra diócesis, caso que ocurrió con Formoso. Con este “tecnicismo” montaron el “juicio a un cadáver“. Además, Esteban, que también incumplía este tecnicismo, quedaría libre de culpa si lograban anular sus actuaciones, ya que Formoso le consagró como obispo.
Se hicieron correr todo tipo de bulos (no había prensa canalla y opositora, lo pregonaban en “Bula para Todos” y en “VI, VII y VIII”) y, a los nueve meses, se montó la pantomima. Pero la sorpresa sería mayúscula para los obispos/jueces cuando contemplaron que el juicio no sería en ausencia del encausado, sino que éste estaría presente. El cadáver de Formoso fue exhumado, vestido con sus ornamentos papales y sentado en un trono para “escuchar” las acusaciones, que fueron realizadas frente a un concilio apodado “el Concilio Cadavérico”; detrás del trono había una suerte de ventrílocuo, un diácono que contestaba en su nombre. Algunos de los cargos contra Formoso se remontaban a los tiempos de Juan VIII, pero el principal fue el de haber dejado su sede de Porto para ser obispo de Roma (es decir, para ser Papa).

Detalle que menciona a Formoso y sus sucesores
Se ve que en los años 896 y sucesivos, ser Papa
era un oficio riesgoso.
Fue hallado culpable y su elección como Papa fue anulada. Todos los actos y ordenaciones de su reinado fueron dejados sin efecto. Le arrancaron al cadáver los tres dedos de la mano derecha que empleaba para impartir sus bendiciones, se lo despojó de las vestiduras papales y lo enterraron en el cementerio de extranjeros de Roma. En 897 el Papa Teodoro II rehabilitó a Formoso, y Juan IX convocó a dos concilios, en Rávena y en Roma, que prohibieron el juzgamiento de personas muertas. Sin embargo el Papa Sergio III (904-911) dio marcha atrás con las decisiones de Teodoro y Juan e inició un segundo juicio contra el cadáver, en el cual volvió a ser encontrado culpable y arrojado a las aguas del río Tíber. Los huesos terminaron enredados en la red de un pescador, que los mantuvo ocultos hasta el final del reinado de Sergio III, cuando fueron depositados en el Vaticano.
En su momento, Sergio y sus seguidores sometieron a un severo tratamiento a los obispos consagrados por Formoso, quien había conferido órdenes a muchos clérigos, una situación que dio origen a tremendas confusiones. Se escribieron muchos libros contra estas decisiones que demostraban que las consagraciones y las órdenes que confirió eran válidas.
Volvamos a nuestros días.
Cuando leo sobre la expropiación de la Sociedad Rural, con la compra a “precio vil” a un gobierno anterior. O cambiando a la competencia de los fueros, o sobre la necesidad de una Ley de Medios o sobre el estado de los ferrocarriles, de los barcos de la armada, de las políticas en general que se esbozan en nuestro país, destinadas a ser cambiadas por el próximo gobierno,  escucho que los culpables de los errores son los que los precedieron. Cuando leo los comentarios de los lectores de noticias diarias o los copiadores de cartelitos por FB donde acusan a la actual oposición achacándole vicios de anteriores gestiones. Cuando escucho entonces que se valida el Pecado Original para las acciones de gobierno, siento que estamos en un Concilio Cadavérico permanente.
Mientras no enterremos a nuestros muertos y los dejemos que reposen sus virtudes y sus pecados y asumamos los nuestros propios, no vamos a dejar de ser el ventrílocuo detrás del cadáver de Formoso.
EPÍLOGO:
En 1464 el cardenal Pietro Barbo fue elegido Papa y quiso ser conocido como Formoso II (no tanto para homenajear a su lejano predecesor sino porque Formoso significa “hermoso” en latín, y el nuevo Pontífice se consideraba un hombre muy atractivo).
Pero los demás cardenales lo convencieron de adoptar el nombre de Pablo II.
Cualquier semejanza con bellezas actuales es pura coincidencia.
 
De paso, te obsequio, ya que llegaste hasta aquí, con un temita de mi última factura: Ciudad Vieja, se llama y pronto estará en versión ilustración.
Podés escucharla aquí:
http://www.hispasonic.com/musica/ciudad-vieja/82916

Un cariño.

domingo, 6 de enero de 2013

Sorpresas en mi hemeroteca

Algunos domingos se me da por hacer un fueguito y poner algo a las brasas. Herencia criolla que le dicen.

Al momento de limpiar la parrilla, siento un hervidero en el cajón de los diarios (ergo: mi hemeroteca). Se pelean por salir, por ponerse adelante y mostrar las cosas que me contaban años atrás. De esa manera zafan del fuego, creen mis celulósicos amigos.

No puedo tomar un periódico y no darle una mirada antes de arrugarlo para la ceremonia. Y es allí donde estos imprudentes colaboradores aprovechan para mostrarme lo bien que yo estaba en otros tiempos.

Me dice que Bush arremetió contra Castro en la ONU, el diputado Pablo Zancada del Frente Progresista dice que en Santa Fe hay 14 pistas clandestinas. Que siete argentinos y cinco dominicanos exportaban cocaína a España y cosas por el estilo.

Y aparecen ellos, los que manejan nuestra dicha cotidiana. Los que hace años nos mantienen con absurdas manifestaciones que se empecinan en desmentir a las góndolas del supermercado.

Y me hacen pelear con todo el mundo mientras dicen que debemos superar antagonismos.

¿Entonces soy yo el que no funciona como debiera? ¿Cómo puedo tener tantos enemigos?  ¡Hasta la Justicia es mi enemiga! Y lo escucho a Correa, a Cabello, a Maduro, Juan Manuel Santos o Daniel Ortega (por nombrar algunos),  todos empeñados en que el mundo reconozca que están permanentemente atacados por la oposición. Como en las viejas películas yanquis donde el muchacho le dice a la chica: “No temas, yo soy de los buenos”. Y todos aplauden.

Entonces “Hay que buscar otro método para medir la inflación”, me dicta el Aníbal desde octubre del 2007. “Ninguno de todos los que dicen que para ellos da tal o cual número, dice la verdad. Revolean datos, como decimos los contadores, los cocinan; es una gran mentira, un gran verso al cual han acostumbrado a la sociedad argentina y no tienen absolutamente nada para sostener esas cifras, los desafío a que lo muestren, porque no se puede calcular de esta manera.” Afirma sin reírse.

Yo le llevaría a que se lo contara al chino de mi barrio, pero a esta altura ya no sé que sensación me causa.

Lo peor es cuando escucho a gente que vivió, como yo en épocas de dictadura militar y no son capaces de reconocer cuando les mienten.

Pero no importa. Seguiré alimentando la fogata con declaraciones extemporáneas, rescatadas del fuego. Le ponen más crudeza a la realidad.

Seguiremos mirando por televisión a esta sarta de mentirosos que viven en la opulencia mantenidos por nosotros y que seguramente al caer la noche se regodean con la labor cumplida. Decía el almirante Massera cuando llegaba a su casa a la noche y miraba las ventanas de la ciudad. “Tanta gente que necesita de lo que estoy haciendo”.

Espero poder hacer fuego dentro de unos años con el diario de hoy, donde me dicen que al igual que el que rescata el auto llevado por la grúa por control de alcoholemia y lo festeja, festejaremos que recuperamos la fragata. No sé qué nombre tendrá en el futuro, pero sabemos de qué fragata hablo.

Como ya no puedo enojarme con los dirigentes porque sé de qué están hechos, brindo en forma gratuita (para no alterar los índices del INDEC) un tema que he pergeñado en mis noches de insomnio. Tomalo como un regalo de Reyes.

Cada vez que lo consigo, se llama la canción.

http://www.hispasonic.com/musica/cada-vez-consigo/82159
Es el primer tema de mi nuevo álbum: El amor en los tiempos del plástico.
También podés escuchar completo mi álbum anterior: "Tiempos", haciendo click en la palabra "reproducir" que aparece en neste link:
http://www.hispasonic.com/albums/tiempos/5933