LOS PEDIDOS
La cultura popular tiene una particular forma de
interpretar la realidad. No siempre muy sutil, pero invariablemente
esclarecedora, cruda y directa, aborda temas cotidianos y generalmente duros, disfrazando
a la crueldad con la risa.
Así pude recordar el relato del negro que iba por el
desierto, muerto de sed y al borde del desmayo, quien al caer ya para no
levantarse, toca un objeto enterrado en la arena. Al descubrirlo, advierte que
se trata de una lámpara, tipo Aladino. La frota, no sin esfuerzo y de su
extremo surge un genio, que le da la posibilidad de pedir tres deseos. El negro
sediento pide: “quiero tener agua para tirar para arriba”. Luego, “¡Quiero ser
blanco!” Y por último: “¡Quiero que al verme, todas las mujeres se abran de
piernas!”
SHAJÚN!! :
Lo transformó en un bidet.
O ese otro que estaba disconforme con el tamaño de su
miembro viril y al enfrentar a un genio, le pide “Quiero tener un pito que me
llegue hasta el suelo!!”
Y el genio le cortó las piernas.
En terrenos más ilustrados y menos graciosos, pero
igualmente duros, no pude dejar de recordar el cuento de W.W. Jacobs “La Pata
del Mono”, obra que originalmente conocí a través de una de las Obras Maestras
del Terror de Narciso Ibáñez Menta.
Tres deseos. El primero es por fortuna, la que llega pero
a cambio de una desgracia familiar. El segundo trata de corregir los daños del
primero y el tercero llega ya cuando las consecuencias del segundo se hacen
intolerables. En general, solo queda el primer deseo, los otros se cancelan
entre sí, previniendo mayores horrores.
Este cuento motivó un capítulo de Los Simpsons.
El Fausto, también encara el tema de la realización de
pedidos. Considera que no hay manera de
realizarlos de forma suficientemente correcta, para evitar que el diablo
frustre los pedidos.
Fredy Mercury, de alguna manera abordó el tema en su
Bohemian Rhapsody, en el cual un joven que había matado a una persona, vende su
alma al diablo. La noche antes de su ejecución llama a Dios (en arábigo:
Bismillah) y con ayuda de ángeles, recupera su alma.
Muchas obras tratan el tema: La Garra, en España. Formaba
parte de las “Historias para no dormir”.
También, Arnaldo Rascovsky, a quien tuve la suerte de
escuchar en charlas que daba los sábados a la mañana en el cine Heraldo, allá
por los principios de los 70, analizó el cuento La Pata del Mono, en su libro “El
Filicidio”. Consideraba a este cuento, precisamente como una metáfora del
filicidio.
Stephen King se inspiró en este cuento para su “Cementerio
de Animales”.
Anastasio el Pollo, es el personaje a quien Estanislao del
Campo hace narrar a Don Laguna, sus impresiones acerca del “Faust” de Gounod
(quien a su vez se basó en el Fausto de Goethe), en el Teatro Colón de Buenos
Aires. Es en el poema humorístico “Fausto Criollo”.
El martes 11 de diciembre pasado, tuve que pasar por el
quirófano, para corregir algunos detalles relativos a mi Yo interior, por
decirlo de alguna manera, situación que invariablemente motivó de mi parte una
serie de “pedidos” , por lo que considero que en eso no me diferencio del resto
de los mortales.
Este tema de los pedidos, me llevó a reflexionar acerca
del alcance y efectividad de los mismos.
El tiempo llevó a convencerme que hay que poner especial
cuidado en la formulación de “pedidos”. Algunos de estos, incluso, no llegan a
superar la calificación de meros “deseos”, pero la efectividad de los mismos lleva a considerar muy seriamente la formulación del pedido.
Hay quienes intentan reforzar los pedidos, manipulando o
portando talismanes (la Pata del Mono sería un talismán, aunque hay debate al
respecto).
También es importante analizar a quién se le formula el
pedido.
Hemos visto que nuestro acervo cultural, que no parece ser
muy sólido, copia manifestaciones de otros lugares, sin preocuparse demasiado
por la validez de los preceptos en ellos vertidos. De esa manera nos llegó la
cumbia, por ejemplo.
Pero una de las manifestaciones foráneas últimamente
advertidas entre nuestros cultores de lo oscuro, aunque no terminen de
entenderlo cabalmente, es el de San La Muerte.
En una suerte de pedido de supervivencia, se paga con
daños o muerte hacia otras personas.
Invariablemente, los pedidos recorren la amplia gama de
los colores humanos.
Y volví a mis pedidos y a mi realidad.
Y de alguna manera me sentí relacionado con Hugo Chávez,
quien el mismo día que yo entró a un quirófano. E imaginé que sus pedidos en aquellos
momentos, como persona ante un riesgo, no habrán sido muy diferentes a los
míos.
También pensé que en otras ocasiones, él habrá imaginado
un futuro para sus esfuerzos. Pero no ya como persona, sino como figura trascendente
de lo humano, como individuo político objeto de millones de pedidos, destino de
muchísimos deseos.
Y habrá hecho otros pedidos, habrá manifestado otros
deseos. Aunque seguramente en sus
visiones, él estaría presente en ese futuro.
A minutos del 2013 y sin saber cómo estará su salud, me
dio por pensar en la forma que tiene el destino de cumplir los deseos.-
A mi entender no debemos intelectualizar los deseos. Nuestro esfuerzo para que se dé lo que tanto deseamos no debe limitarse a nuestra mente, sino que nuestro cuerpo y espíritu deben moverse hacia el mismo fin; dicho de otra manera, debemos hacer todo lo que esté al alcance de nuestras manos para lograr lo que queremos y después dejar que lo demás venga solo.
ResponderEliminarAfectuosamente
Celia
Agregué unas palabras como contestación a tu nota.
EliminarMi querdisimo y muy respetado Juanchi, tus notas me parecieron muy acertadas y el juego que despliegas me impresiono muy gratamente, en otras palabras me gustó mucho, mucho. Dicen que "hay que saber pedir" pues en general los pedidos son otorgados, sea por los angeles, guias, maestros o las circunstancias, segun sea la creencia del fulano, y el gran problema es que no sabemos pedir, lo hacemos como deseo y por lo tanto termina siendo difuso y sensible a muchas interpretaciones, como los chistes que comentas en tu nota. Si queremos pedir debemos hacerlo como un objetivo: específico, medible, alcanzable, realista ( o cercano) y especificar un tiempo determinado, no sea que nos llegue cuando ya hemos continuado hacia otros pagos! Carlos D
ResponderEliminarCelia - Carlos: Ustedes complementaron perfectamente el alcance que intenté darle a mi primitivo análisis. Coincido con ustedes en que el tema de los "pedidos" nos trasciende como seres humanos, toda vez que no lo hagamos como corresponde. Y por lo que intuyo, es imprescindible al pedido desde lo humano, agregarle el impulso espiritual. Esto indudablemente es algo más difícil y requiere no solo tener espíritu, sino ser consciente de tenerlo.
ResponderEliminarEstos comentarios superan lo que yo he pedido, incluso lo que he deseado.
Me alegra que un escrito nos reúna en este análisis.
Abrazos y besos.