Al momento de limpiar la parrilla, siento un hervidero en
el cajón de los diarios (ergo: mi hemeroteca). Se pelean por salir, por ponerse
adelante y mostrar las cosas que me contaban años atrás. De esa manera zafan
del fuego, creen mis celulósicos amigos.
No puedo tomar un periódico y no darle una mirada antes
de arrugarlo para la ceremonia. Y es allí donde estos imprudentes colaboradores
aprovechan para mostrarme lo bien que yo estaba en otros tiempos.
Me dice que Bush arremetió contra Castro en la ONU, el diputado
Pablo Zancada del Frente Progresista dice que en Santa Fe hay 14 pistas
clandestinas. Que siete argentinos y cinco dominicanos exportaban cocaína a
España y cosas por el estilo.
Y aparecen ellos, los que manejan nuestra dicha
cotidiana. Los que hace años nos mantienen con absurdas manifestaciones que se
empecinan en desmentir a las góndolas del supermercado.
Y me hacen pelear con todo el mundo mientras dicen que
debemos superar antagonismos.
¿Entonces soy yo el que no funciona como debiera? ¿Cómo
puedo tener tantos enemigos? ¡Hasta la
Justicia es mi enemiga! Y lo escucho a Correa, a Cabello, a Maduro, Juan Manuel
Santos o Daniel Ortega (por nombrar algunos), todos empeñados en que el mundo reconozca que
están permanentemente atacados por la oposición. Como en las viejas películas yanquis
donde el muchacho le dice a la chica: “No temas, yo soy de los buenos”. Y todos
aplauden.
Entonces “Hay que buscar otro método para medir la
inflación”, me dicta el Aníbal desde octubre del 2007. “Ninguno de todos los que dicen que para ellos da tal o cual número,
dice la verdad. Revolean datos, como decimos los contadores, los cocinan; es
una gran mentira, un gran verso al cual han acostumbrado a la sociedad
argentina y no tienen absolutamente nada para sostener esas cifras, los desafío
a que lo muestren, porque no se puede calcular de esta manera.” Afirma sin reírse.
Yo le llevaría a que se lo contara al chino de mi barrio,
pero a esta altura ya no sé que sensación me causa.
Lo peor es cuando escucho a gente que vivió, como yo en
épocas de dictadura militar y no son capaces de reconocer cuando les mienten.
Pero no importa. Seguiré alimentando la fogata con
declaraciones extemporáneas, rescatadas del fuego. Le ponen más crudeza a la
realidad.
Seguiremos mirando por televisión a esta sarta de
mentirosos que viven en la opulencia mantenidos por nosotros y que seguramente
al caer la noche se regodean con la labor cumplida. Decía el almirante Massera
cuando llegaba a su casa a la noche y miraba las ventanas de la ciudad. “Tanta
gente que necesita de lo que estoy haciendo”.
Espero poder hacer fuego dentro de unos años con el
diario de hoy, donde me dicen que al igual que el que rescata el auto llevado
por la grúa por control de alcoholemia y lo festeja, festejaremos que
recuperamos la fragata. No sé qué nombre tendrá en el futuro, pero sabemos de
qué fragata hablo.
Como ya no puedo enojarme con los dirigentes porque sé de
qué están hechos, brindo en forma gratuita (para no alterar los índices del
INDEC) un tema que he pergeñado en mis noches de insomnio. Tomalo como un
regalo de Reyes.
Cada vez que lo consigo, se llama la canción.
http://www.hispasonic.com/musica/cada-vez-consigo/82159
Es el primer tema de mi nuevo álbum: El amor en los tiempos del plástico.
También podés escuchar completo mi álbum anterior: "Tiempos", haciendo click en la palabra "reproducir" que aparece en neste link:
http://www.hispasonic.com/albums/tiempos/5933
Es el primer tema de mi nuevo álbum: El amor en los tiempos del plástico.
También podés escuchar completo mi álbum anterior: "Tiempos", haciendo click en la palabra "reproducir" que aparece en neste link:
http://www.hispasonic.com/albums/tiempos/5933
Al mirar las fotografías adjuntas a la nota, se me ocurre que los diarios debieran tener un sistema que actualizara solamente la sección donde fueron publicadas. Donde dice "Económicas" o "Políticas" debieran pasar automáticamente a "Humor" (Negro).
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